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Resulta imposible hablar de una metodología única y concreta para “incorporar” el enfoque de poder. En cambio, podemos referirnos a algunos elementos a considerar a la hora de pensar en el poder para propósitos tanto analíticos como de definición de estrategias de acción.
Estos elementos provienen de todos los autores antes mencionados, si bien están más presentes aquellos que tienen un mayor valor metodológico para el análisis y la acción a la hora de situarse y promover procesos de cambio social:
El “poder sobre”: entender cómo actúa el poder para la dominación.
Se refiere a las distintas formas asociadas con aspectos negativos del poder: dominación, represión, fuerza, coacción, discriminación, opresión y abuso. Tener poder supone ejercerlo sobre otros, a los que se limita el acceso al mismo. Resulta importante conocer las formas, de las más evidentes a las más sutiles, en la que el poder es ejercido, a fin de entenderlo y pensar estrategias para la transformación.
Una forma de aproximarse al “poder sobre” para el análisis y la acción, es considerar que este actúa de tres maneras (VeneKlasen y Miller, 2007):
El poder invisible: el poder directamente observable
Es el que actúa de forma directamente observable, a través de normas legales, estructuras, autoridades, instituciones, negociaciones públicas, procesos formales de toma de decisiones…
El poder escondido: el poder de poner la agenda
Es menos obvio. Funciona controlando quién llega a los espacios de toma de decisiones y qué puntos se incluyen en la agenda o se abren al debate público. Así, se suelen excluir las demandas y reducir la representación de los grupos con intereses opuestos a los de los poderosos. Los medios de comunicación juegan un papel vital en relación con este tipo de poder.
El poder invisible: construcción de definiciones, valores y “lo que es normal”
Es el más difícil de identificar. Los problemas y los temas no sólo se sacan del debate público o la mesa de negociación, sino que se consigue que estos desaparezan de las conciencias de las personas y grupos, incluso los directamente involucrados. Se influencia sobre cómo las personas piensan su lugar en el mundo, sus creencias, sus sentimientos de superioridad o inferioridad, qué es lo que les importa. Se limitan así las posibilidades de cuestionar las relaciones y las situaciones de injusticia.
Una herramienta para explorar estos aspectos del poder es la Matriz de poder
El “poder vital”: el poder para la resistencia, la afirmación y la construcción de alternativas.
Se trataría de la forma en la que se desafía el “poder sobre”. Se trata de formas colaborativas de usar y ejercer el poder, de resistir a la dominación, afirmarse y construir alternativas. Resulta fundamental entender y analizar esta forma de poder para crear estrategias de construcción de poder. Una forma de aproximarse a esta forma de poder es considerar tres visiones del mismo (VeneKlasen y Miller, 2002):
El poder con: el poder de la colaboración (power with).
Se refiere a la fuerza y capacidad de acción colectivas construidas conjuntamente, en base al apoyo mutuo, las solidaridad y la colaboración. Este forma de poder potencia y multiplica los talentos individuales, conocimientos y recursos.
El poder para: capacidad para hacer (power to).
Se refiere al potencial único que cada persona tiene para transformar y dar forma a su vida y su mundo. Posibilita la acción que todos pueden hacer para transformar la realidad y abre las posibilidades de acción conjunta (el “poder con”).
El poder interior: autonomía y autoestima (power within).
Tiene que ver con el sentimiento personal e íntimo de autoestima, autoconocimiento , conciencia crítica, dignidad, autorrealización y esperanza. Tiene también que ver con la imaginación y la capacidad de actuar. Es desde este poder que las personas pueden ejercer su propia agencia y actuar para transformar el mundo (el “poder para”).
Resulta central considerar en todo momento las diferentes formas del “poder vital” y sus relaciones, para analizar de qué poder disponemos para la transformación, o cómo y qué tipo se puede construir, para contrarrestar el “poder sobre” en un contexto y generar poder alternativo
Una herramienta para explorar el propio poder y aproximarse al sentimiento del mismo es Percibiendo el propio poder y la falta de poder.
La exploración sobre el uso de las distintas formas de poder vital para contrarrestar el poder sobre se puede hacer con la Matriz de poder.
Los espacios de poder: ¿quién está y decide en los espacios?
El poder se disputa y transforma en distintos espacios, de diferentes características, y a su vez configurados por las propias relaciones de poder. Por espacios entendemos las arenas políticas, las instancias de tomas de decisiones, los foros o espacios de acción, pero también podemos entenderlos como oportunidades, momentos o canales a través de los cuales se pueden afectar a las polícias, discursos, decisiones y relaciones políticas (IDS, 2009).
Resulta importante analizar las características de estos espacios. Desde la aproximación de Gaventa (2006), podríamos definir los siguientes tipos:
Los espacios cerrados: representan todos los espacios de toma de decisión con un grupo de actores delimitado y cerrado. Frecuentemente se trata de espacios institucionales donde las decisiones son tomadas exclusivamente por la élite política, burocrática, de expertos o gestores.
Los espacios invitados: son espacios a los que se “invita” a la participación de ciudadanos, organizaciones, etc., generalmente implicados directamente en los temas que se tratan. Con frecuencia se han conseguido tras las demandas de individuos y colectivos. Pueden ser una oportunidad para la incidencia, pero con frecuencia son puramente consultivos.
Los espacios reclamados o creados: son espacios autónomos, “orgánicos”, generados por las propias organizaciones y movimientos sociales, en los que se da el debate, se genera movilización y se generan identidades colectivas.
Los niveles de poder: el poder desde lo local a lo global
Los espacios, relaciones y dinámicas de poder pueden darse en distintos niveles: local, nacional y global, o espacios intermedios (subnacionales y supranacionales). Esta cuestión es particularmente importante al estar hablando de un mundo globalizado, donde las relaciones espaciales y territoriales de poder, así como los espacios de decisión, cambian permanentemente, dándose cada vez más fuertes interacciones entre los distintos espacios (Just Associates, 2006).
Existe también una permanente interacción entre los espacios y los niveles. Esta interacción debe ser considerada: por ejemplo, si el nivel en el que se da el espacio de participación es diferente del nivel en el que reside el poder de decisión, difícilmente se podrán producir transformaciones en las relaciones de poder.
Una herramienta que relaciona los espacios y niveles del poder, junto con las distintas formas del “poder sobre” es el Cubo de poder.
Los “terrenos” del poder: identidades y esferas de la vida
El poder o la ausencia de él que experimentan las personas, y que genera opresión, exclusión y discriminación, tiene también que ver con la identidad (raza, clase, edad, orientación, sexual…). Pero estas situaciones se dan de distinta manera en las distintas esferas de la vida, que podríamos clasificar en tres (VeneKlasen y Miller, 2007):
El terreno público del poder: es el terreno más visible en el que actúa el poder, afectando a mujeres y hombres en sus trabajos, su vida pública, ante las leyes…
El terreno privado del poder: se refiere a las relaciones y roles en el seno de la familia, amigos, compañía sexual, relación sentimental…
La terreno íntimo del poder: tiene que ver con la relación con el propio cuerpo y la propia salud, la autoestima y la autoconfianza.
Los factores de identidad y las distintas esferas interactúan, generando obstáculos y potencialidades para transformar las relaciones de poder. Por ejemplo, una mujer, por causa de su clase, podría tener mucho poder en la vida pública y en la vida social, pero sufrir dominación por parte de su pareja por cuestión del género, al encargarse exclusivamente del cuidado de los hijos.
Una herramienta para el explorar estos aspectos del poder es el Análisis de relaciones entre identidades y terrenos de poder.
Poder y conocimiento
Merece reflexión a parte la cuestión de la relación entre el poder y el conocimiento. El “poder sobre” es frecuentemente ejercido a través de la producción y control de conocimiento. Tanto por el “tipo “ de conocimiento que se produce como por el control del mismo. Además, hay que tener en cuenta que ha sido el conocimiento experto el que se ha valorado, por encima de otras formas de conocimiento.
Un enfoque de poder supondría analizar críticamente la información de la que se dispone. Supone contrarrestar el monopolio de los poderosos en la producción y control del conocimiento, entendiéndolo como un recurso compartido, así como generado conjuntamente y a disposición pública. Además hay que considerar y valorizar hecho de que el conocimiento es de distintos tipos y producido de distintas maneras: está el conocimiento derivado de la experiencia, de la reflexión, de la intuición, de las distintas formas de cultura, y también el conocimiento experto. Todas estas formas de conocimiento son valiosas y pueden ser integradas para construir “poder vital” (Just Associates, 2006).
Algunas preguntas a formularnos al respecto de esta cuestión serían: es el “conocimiento” que manejamos un tipo de conocimiento que contribuye a perpetuar las relaciones de poder? Quién tiene el conocimiento? Cómo podemos acceder, si nos interesa, a él? Cómo podemos generar conjuntamente y difundir otro tipo de conocimiento?
Aunque no incluímos ninguna herramientas específica par el análisis de poder en relación al conocimiento, esta cuestión debería estar presente en el empleo de todas las herramientas.